Caminata a la Cascada Los Hornillos: una joya escondida en Río Ceballos
- ABRIENDO RUTAS

- hace 5 días
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POR RICARDO GOMEZ
A solo 32 kilómetros de la ciudad de Córdoba, dentro de la Reserva Hídrica Natural Provincial Parque La Quebrada, se esconde una de esas postales que uno recuerda durante mucho tiempo: la cascada Los Hornillos. Este salto de agua, rodeado de vegetación serrana y canto de aves, es uno de los rincones más encantadores de las Sierras Chicas y, además, de fácil acceso.
Para llegar, hay dos alternativas que parten desde el dique La Quebrada, en la localidad de Río Ceballos. La primera consiste en tomar el camino de ripio que bordea el perilago hacia la izquierda, hasta llegar al paraje Pozos Verdes, donde termina el recorrido vehicular y comienza un sendero de unos dos kilómetros que sigue el cauce del río hasta la cascada. La segunda opción —la que yo elegí para esta experiencia— avanza por el lado derecho del lago, ofreciendo una caminata más panorámica, tranquila y con algunos encuentros que valen la pena.

Comienzo del recorrido
Desde el dique, sigo bordeando el lago por la derecha. A poco más de un kilómetro, aparece un pequeño caserío: Villa Colanchanga. Allí, casi como detenido en el tiempo, me encuentro con Nido Gaucho, una especie de pulpería atendida por sus propios dueños. El lugar es un clásico entre los caminantes y ciclistas de la zona: además de un estacionamiento gratuito, ofrecen información sobre el camino —ya que no hay señalización alguna— y unas empanadas fritas hechas en el momento, de esas que perfuman todo el aire y hacen imposible resistirse.
Después de conversar un rato y prometer volver por más empanadas al regreso, me adentro en el sendero. Las indicaciones son simples: seguir hacia arriba, doblar dos veces a la izquierda —primero subiendo una colina, luego descendiendo hasta el arroyo Los Hornillos—.
El sendero
El camino se abre paso entre las sierras con una pendiente suave, rodeado de vegetación autóctona y vistas impresionantes del dique La Quebrada desde las alturas. Es un trayecto más largo que el de Pozos Verdes, pero también más fácil y escénico, ideal para caminar sin prisa, hacer fotos y disfrutar del entorno.
A medida que avanzo, el rumor del agua se vuelve más intenso. Tras un rato, el sendero se une con el otro camino —el que viene desde Pozos Verdes—, a 1,3 kilómetros de la cascada. Desde allí, ambos comparten el mismo tramo final, cruzando el río varias veces hasta que el sonido del salto se impone.
El encuentro con la cascada
Y de pronto, ahí está: la Cascada Los Hornillos. Una pared de piedra de 10 metros de altura deja caer un hilo constante de agua que golpea con fuerza la olla cristalina que se forma a sus pies. Me quedo un buen rato contemplando el paisaje, sintiendo cómo la brisa del agua enfría el aire y el eco del salto parece suspender el tiempo.
El entorno invita al respeto: estamos dentro de una reserva natural de gran valor ambiental, hogar de una rica diversidad de flora y fauna. Aquí, la consigna es clara: caminar con conciencia, no dejar residuos y disfrutar en silencio de este espacio que aún se conserva tan puro.

El regreso
El regreso se hace por el mismo camino. El terreno, aunque sencillo, exige algo de atención, sobre todo en las zonas rocosas y los cruces del arroyo. Pero la promesa de volver a Nido Gaucho para probar otra ronda de empanadas “fritas, ahorita, en el momento” acelera el paso.
Volver a Villa Colanchanga con el cuerpo cansado y la cámara llena de imágenes es la mejor forma de cerrar la jornada. La cascada Los Hornillos no solo regala un paisaje, sino también esa sensación de plenitud que dejan las caminatas auténticas: simples, naturales y con sabor a sierras.
Mapa con itinerario saliendo desde Villa Colanchanga





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